LA
MAGIA DE LA HIGIENE MENTAL
Para comprender la importancia de la higiene mental
primero es importante entender qué es la salud mental.
La salud mental se refiere al estado de bienestar en el
cual el individuo es consciente de lo que es capaz, afronta momentos difíciles,
puede trabajar de forma productiva y fructífera y se preocupa por su comunidad.
Ante esto, es importante aclarar que la salud mental es un acto individual como
colectivo, es decir que, para lograr un bienestar intelectual y emocional es
necesario de una sociedad que esté dispuesta a apoyarse unos a otros para lograr
un bien común, pero también es necesario que cada uno de ellos tenga
autodeterminación y amor por sí mismo. Si una persona no posee estos elementos
ni persevera por cambiar, se dejará envolver por cuestiones negativas y se volverá
su propia víctima; no será capaz de afrontar las malas situaciones que de la
vida y su autoestima se verá afectada por la inferioridad, no le interesará el
bien de su comunidad ni se preocupará por su salud o por buscar oportunidades
que le permitan un desarrollo pleno y feliz.
Lograr una salud mental plena siempre ha sido un reto
para el ser humano, especialmente para aquellos que han sido tachados,
discriminados o maltratados por la sociedad que los rodea (indígenas, pobres,
desempleados, víctimas de violencia, analfabetos, discapacitados, refugiados,
sin calle, entre otros), por ello, es más probable que estas personas generen
trastornos mentales que afecten el amor que se tienen por uno mismo, pues son
insultados, golpeados, discriminados y rechazados por las demás personas,
extinguiendo su amor por la vida y la fe en sus capacidades. Por otro lado, la
salud mental no solo se ve afectada por lo que te hacen, sino por lo que tú
haces (por las acciones que adoptas y las conductas que llevas a cabo todos los
días).
Para enfrentar las dificultades diarias y lograr el
equilibrio perfecto en nuestra mente, es importante realizar actividades o
técnicas que promuevan su salud, a esto se le llama “higiene mental”.
Como la salud mental la higiene mental también posee
dificultades que van encaminadas en cómo una persona quiere descubrirse a sí
misma. Entre las acciones que afectan la higiene mental se encuentran: mentir,
decir chismes, quejarse por todo, ver porno, discriminar, insultar o burlarse
de alguien. Dichas acciones no dependen solo de nosotros sino de las
personalidades tóxicas y negativas que nos rodean y que nos orillan a cometer
sus mismas acciones.
Durante mucho tiempo me he visto envuelta en situaciones
que han afectado mi higiene mental, por ejemplo, quejarme de las cosas
negativas que me pasan o dejar algunas de mis actividades a última hora. Otro
factor ha sido insultar a personas que me han hecho daño o menospreciar
trabajos de mis compañeros que dieron todo su esfuerzo para realizarlos, sin
darme cuenta de su empeño y juzgándolos sin fijarme en sus otras capacidades,
emitiendo juicios inapropiados.
La acción que más impactó en mi vida fue discriminar a un
compañero que nadie quería en su equipo y que tuvo que recurrir a mí. Esa fue
la primera y la última vez que discriminé a alguien, me sentí tan mal porque
supe que esa no era yo, sino una personalidad falsa manejada e influenciada por
las acciones tóxicas de los demás. Inmediatamente pedí disculpas a mi compañero
(con lágrimas en los ojos) y sintiendo vergüenza de mí misma, me prometí no
cometer algo así de nuevo y seguir apreciando lo bueno de cada persona y las
maravillas que esconden.
Las acciones anteriores han dejado tanto impacto en mí
que con el tiempo he sabido reflexionar y trabajar para modificarlas y ser una
mejor persona, sin embargo, no ha sido suficiente para lograr mi salud mental.
Para esto es necesario llevar a cabo hábitos más completos o una higiene mental
más frecuente. Algunos de los hábitos que se deben adoptar para tener una
higiene mental completa son:
·
Valoración positiva de uno mismo: amarte a ti mismo, a lo
que eres y a tu imagen. Cuando te valoras, comienzas a valorar a las otras
personas sin menospreciarte y a ver la vida de diferente manera.
·
Gestión de nuestras emociones: buscar el bienestar y no
quedarse con las emociones negativas. De todo se aprende y hay que tomar cada
situación para ser mejor.
·
Recuerdos positivos: eliminar los malos momentos del
pasado y priorizar en nuestra mete aquello que ayudó a construirnos como buenas
personas.
·
Satisfacción de las necesidades básicas.
·
Ver lo positivo: solo quedarse con lo positivo y lo bueno
de las situaciones, porque es lo que nos impulsa a seguir adelante y sentirnos
bien con nosotros mismos.
La higiene mental debe ser cuidada por cada individuo.
Como persona perseverante, me he comprometido conmigo misma a mejorar y seguir
éstos hábitos y a no afectar mi higiene mental negativamente. La autocrítica y
el autodescubrimiento no es una tarea fácil, pero si realizamos los hábitos
adecuados nos embarca en una aventura fantástica.
Independientemente de lo que ofrezca la sociedad que te
rodea, debes buscar oportunidades y ver qué puedes hacer para sobresalir y
mejorar personalmente, en lugar de atorarte en los errores sociales. Debes ver
el lado bueno de las cosas, creer en ti mismo y comenzar a sentirte bien con la
vida.
Valorarnos positivamente implica valorar de la misma
manera a los demás e influir en el fortalecimiento de nuestra sociedad y de
nuestra autoestima. Trabajar por el equilibrio psicológico me hace retomar
aquella frase de The Beatles que dice: “al final, el amor que haces es igual al
amor que recibes”.
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